
DE DÍAS Y COLORES.
Como todos los años llega el 25 de noviembre, Día internacional por la erradicación de la Violencia contra las Niñas, Adolescentes y Mujeres. Día que reúne y convoca a instituciones, empresas y escuelas a pintarse de naranja, como forma de demostrar la “cero” tolerancia que se tendrá a las manifestaciones de violencia. Si bien esto permite visibilizar el objetivo del día, se queda corta frente al inmenso problema que representa la forma en que niñas, adolescentes y mujeres en esos mismos espacios son vulneradas.
Y quiero dejar claro que no estoy desacreditando los esfuerzos que puedan gestarse y organizarse desde este tipo de espacios, pero en definitiva se ven limitados frente a las acciones que podrían y sobretodo deberían hacer como entes formales, con recursos y responsabilidades.
Quisiera empezar con las Universidades y Preparatorias que siguen encubriendo a personal administrativo, docentes y alumnado señalados por ejercicios de violencia sexual, acoso, hostigamiento y misoginia. Las cuentas con las compañeras que a través del Me Too y diversos tendederos han señalado uno y otra vez a estos sujetos sigue a cuenta abierta y la respuesta parece encontrarse en el olvido.
Además de la falta de coordinación para atender casos complejos en los que altos mandos se encuentran involucrados. Si creen que se nos ha olvidado, están muy equivocados (y equivocadas, en algunos casos)
Por su parte, instituciones que se han quedado obsoletas frente a la respuesta necesaria para atender las problemáticas que nos acompañan en el cotidiano a miles de mujeres. Empezando por los sistemas de DIF que no sólo tienen reglamentos con antigüedad de más de 30 años, sino que les pesan una serie de moralismos que sesgan la forma en la que la justicia debe aplicarse, sobre todo en el tema de menores de edad. No podemos seguir haciendo las mismas cosas, esperando un resultado diferente.
Así pues, se suman al desplegado todos los espacios administrativos, municipales, y estatales, mientras al mismo tiempo sus cabezas siguen sin comprender la importancia de generar estrategias con perspectivas feministas y de género. Sí, lo digo por nuestro alcalde, y su club de Toby, que se encuentra desplegado estratégicamente por diversos espacios de la gestión municipal. Donde no sólo es el hecho de ser sólo hombres en espacios de toma de decisión, sino abiertamente misóginos, tal como se han dejado ver estos en algunas publicaciones.
La lista podría seguir y seguir, pero no nos debe concentrar eso. Sino las exigencias que desde la sociedad abrimos. Porque no habrá color suficiente para cubrir el lacerado sentir, cada que la lista de femincidios crece, o una mujer es violentada.
Hasta que nos sepamos con la libertad de existir y ser como mujeres.
Mientras trabajamos por esto, me despido, desde Lesbos con amor.
Autora: Mariel Yee
Twitter: @MarielYee