¿DEMOCRACIA EN EL FÚTBOL?

 “Voy a decir algo que es una locura, pero menos democracia a veces es mejor para la organización de un Mundial”, expresó en el 2013 el secretario general de la FIFA Jérome Valcke, un año antes del mundial de Brasil 2014 y dos antes de ser cesado de su cargo acusado por corrupción en el 2015.

El exdirectivo se refería precisamente al país latinoamericano y lo complejo que era un evento como el mundial en sistemas políticos como la democracia de varios niveles. “La pelea principal que tenemos es cuando entramos en un país en el que la estructura política se divide, como lo es en Brasil, en tres niveles: el nivel federal, el nivel estatal y el nivel de la ciudad” excusó después de su desafortunada frase. 

Tras los escándalos de corrupción en el máximo organismo rector del futbol, Gianni Infantino asumió la presidencia y previo a su primer mundial afirmó que la nueva FIFA era una democracia y no un dictadura. “No aceptaré lecciones de buena gobernanza de gente que fracasó en proteger el fútbol y a la FIFA”, declaró poco antes de relevar de sus puestos o más bien no renovar a los responsables de la comisión de ética del organismo.

Actualmente, la Federación Internacional de Futbol Asociación cuenta con 211 países afiliados (más que la ONU) a quienes presta apoyo financiero y logístico a través de diversos programas, organizando el futbol en cinco confederaciones: la CAF en África, AFC en Asia, CAF en África, CONCACAF en la zona de Norte, Centroamérica y Caribe, CONMEBOL en Sudamérica, UEFA en Europa y la OFC en Oceanía.

Por encima de los típicos comités y burocracia que cualquier sistema de organización tiene, la FIFA es una auténtica democracia en la cual el voto de todos los países vale lo mismo, así te llames Alemania o Sudán del Sur. 

Para efectos prácticos, entre Asia y Africa con sus 47 y 54 votos respectivamente tienen casi el 50% de los votos; CONCACAF con sus 41 países tiene cuatro veces más peso que la confederación de Sudamerica, que a pesar de su calidad solo cuenta con 10 votos. Para terminar de describir la imperfecta democracia futbolera, a pesar de su poderío deportivo y de infraestructura, Europa y sus 55 selecciones en bloque solo tienen el 26% de los votos totales de la FIFA.

¿Es acaso el voto directo el mejor sistema para tomar las decisiones del deporte más popular del mundo?, ¿Se pueden dejar a consideración de las federaciones las opiniones de los jugadores y las ligas domésticas o estos deberían de tener un voto especial?… peor aún, ¿Cómo sabemos si un país de alguna isla casi desierta que apenas cuenta con una cancha profesional tomará con su voto la mejor decisión para el deporte?

Estas son preguntas que constantemente aparecen en el imaginario colectivo de quienes aman el futbol, más en estos tiempos en los cuales se aproximan decisiones importantes como elegir las nuevas sedes mundialistas o saber si el mundial se organizará cada dos años en vez de cuatro como actualmente se desarrolla.

¿Funcionará la democracia futbolera tal y como actualmente existe o necesitará reinventarse ante los retos que enfrentará en los próximos años? lo cierto es que hay una bomba que tarde o temprano estallará y después del mundial 2026 estaremos en primera fila para presenciarlo.

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