EL INE: MÁS ALLÁ DE FILIAS Y FOBIAS

La Cámara de Diputados, a través del presupuesto de egresos para el próximo año 2022, aplicó un severo recorte de casi 5 mil millones de pesos – más de la cuarta parte del presupuesto operativo – al Instituto Nacional Electoral, situación que pone al Instituto en severos aprietos pues los recursos otorgados no le son suficientes para la organización y ejecución de la “Revocación de Mandato” que tan fervientemente ha sido promovida desde Palacio Nacional. El referido recorte era de esperarse pues el presupuesto que se le ha venido asignando al INE lleva cuatro años a la baja.

A decir verdad, a lo largo de lo que va del sexenio hemos escuchado tanto del Presidente como de la mayoría legislativa de su partido opiniones como: “es el organismo más caro del mundo”, “es parcial e ineficiente”, “tienen suficientes partidas para ahorrar y sacar dinero”, “tienen cuantiosos fideicomisos ¿para qué más dinero?”, sin embargo, tal y como en una ocasión escuché del Dr. Javier Hurtado en un diplomado impartido por el Colegio de Jalisco, opinar sobre el modelo, el costo y las competencias de nuestro organismo electoral no debería asumirse como un crimen contra de la democracia, en efecto, el modelo independiente que tenemos y que fue adecuado para la transición hoy es propio de países tercermundistas y el INE es el organismo electoral más caro del mundo.

 No hay nada de malo en admitir esas verdades y someterlas a discusión. La desconfianza y el miedo a tener un país cuyo poder estuviera investido en un sólo hombre o en un grupo de personas nos orilló a diseñar un sistema formado por una serie de controles y equilibrios avocados a evitar que el poder cayera en manos de una sola persona y esto, querido lector, c-u-e-s-t-a. Sin este sistema tan oneroso no hubiera sido posible transitar de un régimen donde no había elecciones auténticas a uno donde los procesos electorales son imparciales, equitativos, legales y transparentes, es decir legítimos.

Ahora bien, quitarle presupuesto no hará del Instituto Nacional Electoral un órgano más efectivo ni mucho menos abonará en reducir la desconfianza o el miedo descritos con antelación, por el contrario, en este momento el hacerlo significa debilitar a un órgano que ha dado excelentes resultados y apresar al árbitro encargado de que exista una democracia liberal. Un INE sin presupuesto da pie a la realización de elecciones donde se pudiera hacer fraude y a que al mismo al Instituto se le eche la culpa de las derrotas electorales que le pudiesen acontecer partido en el poder.

¿Queremos tener un órgano electoral más reducido y mucho menos costoso? ¡A poner sobre la agenda pública el cómo resolver los problemas de desconfianza e insatisfacción de la democracia en México para así transitar a un modelo más sencillo y económico se ha dicho! – problemas cuya descripción serán motivo de otra columna –.

 Como lo dije al principio, “opinar sobre el modelo, el costo y las competencias de nuestro organismo electoral no debería asumirse como un crimen contra de la democracia”, lo que en realidad debería de considerarse como un crimen es el deseo de un gobierno de socavar a las instituciones electorales a efecto de consolidar su poder.

Que no se nos olvide, tal y como lo plantean Steven Levistky y Daniel Ziblatt en su libro “Cómo mueren las democracias”, el desmantelamiento de la democracia se inicia de manera paulatina, para algunos casi imperceptible … aprensando al árbitro, marginando a los jugadores y reescribiendo las reglas del juego … ¿Deja vú?  

                        Nos vemos el próximo lunes.