
AUNQUE SEA CON CARA DE FUCHI.
Los partidos políticos que se opusieron al nuevo régimen en el proceso electoral de este año están dando señales de un cambio de timón. Pero, ¿Quiénes indicarán los nuevos rumbos?, ¿A quiénes van a consultar o invitar para construir?, ¿En qué ritmos y tiempos está diseñado el camino?
No hay pregunta sencilla ni de menor importancia al respecto de esta supuesta reconfiguración que ha sido tan esperada y suplicada hacia los dirigentes.
Poder contar con partidos políticos que sean, al menos, democráticos y faciliten la participación política en igualdad de condiciones para quien sea que se encuentre en pleno uso de sus derechos políticos, es un paso fundamental para que se puedan restaurar las relaciones sanas con sindicatos, colectivas feministas, organizaciones de la sociedad civil en general, y especialmente con la ciudadanía de a pie. En pocas palabras, un partido democrático aminora la sensación de divorcio entre la clase política y el resto de las personas.

A quienes orbitamos estas organizaciones nos toca entender que las notas sobre el cambio que encabezan los mismos señores de siempre, quienes nos han traído hasta este escenario de crisis de representatividad en medio de un sistema democrático que nomás no termina de cuajar, son solo una parte de un escenario inicial. O sea, son una oportunidad para tomar su narrativa como paraguas del activismo político que tenemos que hacer.
¿Será prudente decirles que han sido ellos, y no otros, los que con sus vicios y malas prácticas, nos están heredando un país de pocas y malogradas opciones políticas? Porque si no lo saben es porque no lo quieren saber, y si no quieren saber entonces no les importará hundir tantos barcos como sean necesarios hasta alcanzar la jubilación de ese puñado de carreras políticas que nos están robando el futuro.
Lo que tenemos que hacer es aguantarnos el asco por 2 minutos y meternos al cuarto sucio, porque solo limpiando con nuestras propias manos es que vamos a poder desempolvar estas estructuras. No hay otro camino que participar tan activamente como nos sea posible.
Aunque sea con cara de fuchi, pero hay que afiliarse, votar, escuchar, opinar, candidatearse, tomar las responsabilidades, ocupar los espacios, aunque esto implique dejar en el camino la juventud, el tiempo libre y hasta la tranquilidad. Mientras cada quien averigua por dónde empieza, nos vemos el próximo viernes.
