
LA LEALTAD SIEMPRE PREMIA.
En el deporte como en la política, la lealtad se reconoce y se pone a prueba en los momentos más complicados. Aunque a diferencia de la política, la lealtad en el deporte siempre surge y se mantiene en el corazón, siendo noble y resistente a los pragmatismos e intereses económicos.
El 2021 en el futbol mexicano fue el año de la lealtad gracias a los campeonatos que obtuvieron Cruz Azul y Atlas, dos de las mejores aficiones del país que por fin pudieron festejar un título con su equipo. Después de muchos años de sufrir, azules y rojinegros nos recordaron que la lealtad tarde que temprano paga, pero que definitivamente no es algo para todos.

¿Qué hace a un aficionado resistir así? ¿Qué lo mantiene unido a un sentimiento? La respuesta da para muchas horas de debate pero puede que en Culiacán la tengamos más cerca de lo que pensamos, solo hace falta preguntárselo a un aficionado de Dorados.
Desde su nacimiento, “El Gran Pez” ha sido un equipo cargado de emociones tanto buenas como no tan buenas, las cuales han acercado o alejado a la masa de aficionados al futbol de Sinaloa en sus distintas etapas. Entre ese vaivén de emociones, tal y como lo hace marea cuando sube y baja dejando objetos valiosos en la playa, dentro de su tempestad Dorados ha podido recolectar una base de aficionados compacta pero muy leal a su causa y al sueño de tener un equipo de futbol en nuestra tierra.
Ser de Dorados es ser EsPezial por que básicamente se convierte en una elección. Muchos eligieron en su momento dejar de simpatizar con equipos lejanos y adoptar los colores de Culiacán y Sinaloa con el equipo que llegó a desafiar a los grandes clubes nacionales. A diferencia de la liga del pacifico donde los equipos de beisbol de nuestra región son ricos en historia, recursos y tradición, el pez compite en un deporte al que llegó con mucha ilusión, pero que como plaza lo hizo mínimo unos 50 o 30 años tarde tal y como lo dijo alguna vez Juan Manuel Lillo, “Dorados es un bebé que ya está haciendo el servicio militar”.
Los aficionados más jóvenes eligieron a Dorados porque se enamoraron viendo futbol en vivo y no en la tele. Básicamente el amor y emoción que experimentaron por primera vez en una grada no lo van a cambiar ni en las malas ni en las peores.
Gracias a esos niños que crecieron con Dorados ahora hay jóvenes adultos que llevan a su novia o siguen asistiendo con su papá para, además de apoyar al equipo, poder platicar de la vida viendo futbol y tomando cerveza “con el viejo”.
Es a través de pequeñas construcciones emocionales como estas que un equipo y deporte generan lealtad. Ayer Dorados lanzó sus abonos para el torneo que arrancará en 2022, su “Carnet EsPezial” consta de un acceso a los siete partidos que el equipo de Sinaloa disputará de enero a abril como local a un precio bastante preferencial. Seguro estoy que la afición de corazón estará ahí, en uno de los momentos más complicados de la historia pero sufriendo y apoyando en esos juegos entre semana contra rivales exóticos.
Y es que tarde o temprano, la lealtad premia.


