NO SON ENCHILADAS.

Por Ana Quintero.

El año pasado usé este espacio para contarles que considero fundamental mantenerse en la tibieza para darle balance a este país tan polarizado. Hoy quiero hablar sobre la importancia de la paciencia y la tolerancia a la frustración para construir y empujar procesos colectivos que vengan de consenso sólidos.

Me parece lógico que al estar al pendiente del escenario político del país, exista la necesidad de opinar y discutir los temas con otras personas; incluso, me parece fácil que nuestros contextos se vuelvan cajas de resonancia donde el conflicto es casi nulo. De pronto publicamos un tweet y creemos que los 5 me gusta que tuvo son suficientes para considerar un consenso y esperar que el tema se supere y procese dentro de la cultura política de un país de 130 millones. 

Me ha pasado que al superar algún tema de conversación con mi círculo de amistades, los desacuerdos posteriores me resulten desactualizados como si los problemas públicos y la farándula política tuvieran caducidad. 

Aproveché una cruda decembrina para tratar de asumir que los tiempos del Internet no son, ni podrían ser, los tiempos de la vida real y mucho menos los tiempos de los cambios políticos. 

Claro que me urge que mis consignas como activista se vean materializadas, pero es que no son enchiladas. Por eso, mientras nos organizamos para hacer que las cosas sucedan, nos vemos el próximo viernes.