QUE NO SE NOS OLVIDE PENSAR.

Por Stephany Acuña.

El fin de semana pasado, en mi tiempo de ocio, me encontraba leyendo el libro de “1984 – George Orwell” y conforme avanzaba la lectura fui reflexionando que, irónicamente, tanto en la sociedad ficticia que plantea el autor en dicha novela como en la sociedad que actualmente estamos viviendo impera el fenómeno de laPOSVERDAD, entendiendo a la posverdad como las circunstancias/momentos en las que las emociones y las creencias personales influyen mucho más en la formación de una opinión pública y de actitudes sociales que los hechos objetivos y los datos duros.

De una época para acá la política se ha venido llenando de actores que hacen de la posverdad el cimiento de su discurso y una clara pauta de ello son Andrés Manuel López Obrador y los Underwood cof cof Samuel García y Mariana Rodríguez. Veamos AMLO y los García Rodríguez, desde sus respectivas trincheras – mañaneras, redes sociales –, al exhibir y compartir quienes son, como se sienten, sus vivencias, hábitos, etc. sin que medie filtro o guion alguno,sembraron la semilla para que germinara la creación de un vínculo sentimental entre líder-seguidor que va mucho más allá de la relación interesada entre votante-gobernante.

Ese pacto emocional hace pensar y sentir a la gente que consume a estos políticos que“realmente los conoce”, provocando así que inconscientemente se cree una relación de lealtad entre el político y el seguidor que difícilmente se puede romper presentándole al adepto evidencia estadística o argumentos lógicos algunos contrael actuar de dichos personajes, lo que trae consigo una distorsión deliberada de la realidad.

Por ejemplo, tenemos dos casos. El primer caso es el de las vacaciones por un fin de semana del DIF que le dio al bebé Emilio la titular de Amar a Nuevo León, Mariana Rodríguez, y el segundo caso el de la lujosa mansión que tiene en Houston el hijo del presidente. Si analizamos la opinión pública en torno a esos sucesos nos podremos dar cuenta que lo que se suscitó fue undebate permanente y agresivo en el que solo hubo de sopas: o se está a favor o se está en contra y es gracias a esta incapacidad de nosotros de distinguir entre lo que esta bien conforme a derecho y lo que no, si hubo conflicto de interés o no, más allá de filias y fobias, lo que ocasionará que tanto Rodríguez como López Obrador y su hijo eludan rendir cuentas.

He ahí, querido lector, el por qué es bastante perjudicial difundir y/o secundar dichos y/o acciones de políticos con los que simpatizamos sin antes darnos a la tarea de investigar y corroborar sus dichos con la realidad. Que no nos gane la visera y se nos olvide pensar. Aguas.

Nos vemos el próximo lunes.