¿EL FEMINISMO DEL IMPASSE O EL IMPASSE DEL FEMINISMO?

Por Ana Quintero.

Tan pronto comencé a explorar el feminsmo como movimiento político, se me enseñó que hay muchos apellidos, teorías y movimientos que orbitan o se desprenden de El Feminismo. He oído hablar del feminismo liberal, pero también del radical; decolonial y descolonial, indigenista, antiespecista, anticapacitista, antiracista, lesbofeminismo, ecofeminismo, el de la diferencia y el de la igualdad, etc. A veces son tantos que siento que lo único que puedo hacer es seguir preguntando.

¿Cómo hacemos las feministas para mantener el diálogo entre las unas, las que sabemos que son las otras y las que no nos hemos volteado a ver? ¿Qué tendremos que construir para que el acto de profundizar en un tema que atraviese a las mujeres no signifique un muro que las separe de las otras mujeres? ¿Hay regreso para las mujeres que han salido corriendo con la cabeza abrumada por la cantidad de información que hay que consumir? 

He sabido de varias amigas que ante el escenario tan agitado que vive el movimiento feminista mexicano, han decidido no autonombrarse feministas nunca más. Aunque no comparta su posición, debo decir que las entiendo. Qué complicado es procesar un fragmento del patriarcado que experimentamos y no poder aterrizar la idea porque ahora todos los conceptos tienen reglas de uso. ¿Quién nos está enviando a la periferia intelectual y cuál es la agenda política detrás? Huele a peligro, huele a resistencia de este sistema cochino que, menos mal, tambalea con nuestras victorias. A.k.a el patriarcado. 

Militar en el feminismo es tan difícil como diverso. Va desde donar horas de trabajo para el beneficio de otras, acompañar a nuestras amigas, levantar la voz ante el silencio y la tradición (cuando ésta nos oprime), hasta hacer iconoclasia para sacudir Estados. Vemos resultados que son producto de la organización de millones, sin embargo, no es suficiente para mantenernos con fuerza y voluntad individuales porque suceden dos cosas: la primera es que al final del día, aunque haya muchas formas de militar, son muchas más las cosas que las mujeres debemos hacer para esquivar las violencias. Y nosotras que pensábamos que esquivar balas había quedado en los guiones noventeros del cine de ficción. La segunda cosa es que la caída del patriarcado no es un asunto lineal; por un lado, todavía hay 11 mujeres víctimas de feminicidio al día, pero por otro, seguimos avanzando con la agenda para garantizar el aborto seguro y gratuito en todo el territorio nacional, y esto por mencionar solo dos urgencias.

Ser feminista es agotador y es tan incómodo para una misma como para el entorno que sacudimos con el rompimiento de patrones que esto sugiere en nuestros entornos. Por eso, junto con el escenario que he planteado anteriormente es que entiendo que haya mujeres que decidan dejar de nombrarse feministas. Es terrible tener que medir hasta dónde podemos estirar la liga de la salud mental a nombre de la causa, sabiendo que nombrarnos también es un acto político muy poderoso.

Veo con tristeza que se ha sobrepuesto un sentimiento de fatiga sobre muchas. Que las diferencias nos han apartado y que hemos decidido ser más duras entre nosotras que con los varones que nos han dañado. ¿Estamos ante el feminismo del impasse o un simple impasse del feminismo?. Mientras nos damos cuenta que el patriarcado se nos ha colado en forma de este impasse, nos vemos el próximo viernes.

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