HUMO BLANCO EN EL SINDICATO.

Por Francisco Ponce de León.

Represión, hostigamiento, agresiones físicas y laborales; a inicios del siglo XX, como históricamente ha sido documentado, las compañías extranjeras eran las encargadas de la explotación y comercialización del crudo mexicano. Durante más de 20 años, los trabajadores al servicio de las empresas transnacionales sufrieron de agravios a sus derechos laborales, innumerables huelgas en diversos estados de la república y una evidente falta de liderazgo al interior de las plantas.

Fue hasta 1936, cuando se constituyó el Sindicado de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), sindicato del cual se sentaron las bases para aquél primer contrato colectivo de aplicación general en la industria petrolera de la época (sin tener respuesta favorable). Fue dos años más tarde, cuando Lázaro Cárdenas dio a conocer el Decreto de Expropiación de la industria petrolera por causas de utilidad pública, tomando como referencia lo dispuesto en el artículo 27 constitucional.

Doy el preámbulo histórico, ya que el día de ayer, se eligió por primera vez de manera directa, a la dirigencia nacional del STRPM. Esta elección fue producto de la exigencia de Estados unidos y Canadá durante las negociaciones del TMEC, lo que obligó a México a modificar la Constitución para agilizar el funcionamiento de la justicia laboral y que dio pauta a instaurar el voto personal, libre y secreto en los sindicatos

Bajo la reminiscencia del exlíder Carlos Romero Deschamps, quien fuera reelegido durante 26 años, llegó el candidato oficial, Ricardo Aldana prieto, quien se desempeña como el actual tesorero del gremio y vincula directamente con Deschamps. Aldana fue, sin duda alguna, quien figuró en el caso de Pemexgate, que implicó un desvío millonario de recursos para acabar en la candidatura presidencial de Labastida en el 2000, este es el personaje que muy probablemente llegue al Sindicato.

Al día de hoy, el STPRM cuenta con un líder que representará a los casi 90 mil agremiados a nivel nacional; entre los temas que están pendientes y más preocupan a los sindicalizados están la edad de retiro, ya que tienen la posibilidad de jubilarse a los 55 años con 35 años laborales; las plazas permanentes a aquellos trabajadores que cubran vacaciones o jubilaciones, conservar y aumentar los derechos con los que cuentan los trabajadores; entre otros más que se suman a tan larga lista de peticiones.

Habría que cuestionar el proceso democrático que se llevó a cabo; observar si la llegada de un nuevo líder sindical logrará catapultar a la institución y lograr la tan discutida soberanía energética que pregona Andrés Manuel López Obrador para el país. El poderío de Deschamps al interior de Petróleos Mexicanos difícilmente se extinguirá mientras viva; solo con mirar al interior de las 36 secciones que conforman al sindicato para visualizar el verdadero control con el que cuenta el ex líder. López Obrador tendrá que limar cualquier aspereza que pudiera tener con el nuevo líder sindical, si en realidad busca rescatar a Petróleos Mexicanos de una muerte ineludible.