¿DÓNDE ESTÁ EL CORAJE?

Por Alberto Emerich.

Las personas seguimos el coraje y en política se ha convertido en una rareza tenerlo.

Siempre se nos ha dicho que la política es para gente que tiene estómago, para aquellos que, más que defender sus ideas y los intereses de los ciudadanos prefieren defender los de quienes tienen posiciones de poder, con toda la intención de que si se toma el amargo licor de la paciencia por un tiempo, en un futuro podrían convertirse en los poderosos y tendrían un puñado de cortesanos defensores de sus caprichos como ellos lo hicieron en su momento.

López Obrador es un claro ejemplo de un hombre con coraje desafiando a los poderes fácticos desde el inicio de su campaña política que duró casi veinte años, hasta llegar a ser presidente; sabiendo que eso podría costarle la vida en el peor de los casos. Lamentablemente sus ideas de una izquierda del pasado difícilmente potencializaran el progreso en México y su retórica populista constante solo nos esta dividiendo como sociedad. 

Además, uno de sus principales mensajes es que para una sociedad más justa e igualitaria debemos de quitarle a los ricos, pero ¡es al revés! Lo que se debe buscar a toda costa es hacer mas ricos a los pobres y no incentivar el clientelismo en los mexicanos; muy al estilo priista de sus primeros sesenta años de gobierno. Por eso Andrés Manuel comenzó en el PRI.

El gobierno federal debería poner a disposición mega programas de apoyo a emprendedores, no quitarlos como lo han hecho; la riqueza no es mala. Obrador lo sabe y sus hijos más. Deberían aumentar el número de becas para los estudiantes que quieren vivir la experiencia de estudiar en el extranjero, no quitarlos como lo han hecho; si algo puede salvarnos como sociedad: es la educación. Se podría apostar más por la cultura y la ciencia, no quitarles presupuesto como lo han hecho; pero quizá su palabra en las mañaneras sea lo único que necesitamos…

Sabíamos que era muy probable que estos recortes llegarían si culminaba en éxito esa campaña populista de izquierda que le financiaron durante casi dos décadas al presidente en turno. Sin embargo, López Obrador durante su interminable campaña fue congruente con sus ideas políticas y demostró tener coraje por más que me pronuncie, como muchos compatriotas, en contra de esas ideas. 

Hoy estamos faltos de eso; los políticos, independientemente del partido, aprueban leyes dependiendo de a donde sopla el vientoy en otras ocasiones, de tanto quitar piedras del camino para los poderosos, no se dan cuenta que esas piedras caen en algún otro sitio. Y si le sumamos las políticas clientelares y electoreras y no volteamos a ver a políticas de generación de riqueza, aún mas jodidos estaremos. 

Esto es falta de coraje y de vocación al contrario que Obrador, quién ha tenido el coraje de oponerse públicamente al establishment con el que él no estuvo de acuerdo durante un prolongado tiempo y, aunque está de más el decirlo, se ha sentido llamado para ser quien encabece la transformación más espectacular de todas en la historia de México, aunque para algunos de nosotros es más bien un tremendo retroceso que da marcha atrás a la descentralización del Estado. 

Indiscutiblemente las personas seguimos el coraje y muchas veces sin un interés particular; quizá solo por la sensación de conseguir verdadera libertad, pues solo con coraje se puede ser realmente libre.

Vendrán tiempos mejores.