ELEGIR LOS MEJORES PADRES PARA UNA NIÑA O NIÑO

Por Erles García.

En la cotidianidad de nuestra vida, sabemos que nacimos en una familia, o fuimos criados en una, y según la decisión y circunstancias particulares, decidimos formar una nueva como fruto del amor y del complemento mutuo entre pareja, ya sea con la unión conyugal, con la procreación de los hijos, en algunos casos especiales y de noble reconocimiento, se elige la adopción de una persona para integrar ese núcleo familiar.

¿Qué lleva a una persona o a una pareja tomar la decisión de adoptar?

Pueden ser muy variadas las razones por las que se toma esta decisión, pero aquella que prevalece es la de incluir a una persona que complemente la propia vida, una niña o niño que sea receptor del cariño y amor que se desea compartir, y que a la vez, sea de ayuda para el adulto o pareja como plenitud de desarrollo personal, como padre o madre.

El tema de la adopción, hablando particularmente en el estado de Sinaloa tiene algunas lagunas de información entre la sociedad, en las mismas instituciones gubernamentales, y en la sociedad en general, se desconoce la verdad o realidad sobre esta situación que viven muchos niños en nuestro estado.

Inicialmente, hay que saber que DIF no recoge o quita a ningún menor del seno de sus padres o del hogar en el que esté viviendo alguna situación de violencia. El procediendo es, que  mediante denuncia ciudadana o constatación de violencia hacia una niña o niño, el Ministerio Público solicita a la Secretaría de Seguridad Pública recoger a ese menor, para ponerlo bajo resguardo de la Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes del Estado de Sinaloa (PPNNA).

Normalmente es Casa Cuna quien resguarda a las niñas, niños y adolescentes que el Ministerio Público recoge de un hogar. A partir de allí la PPNNA inicia un proceso arduo y meticuloso para evaluar si ese menor cuenta con los cuidados elementales por parte de sus padres. En muchos de los casos los padres de familia de estos menores acuden a la PPNNA e inician un seguimiento en el área de psicología y en el área jurídica, para que se determine o ayude a salvaguardar el interés superior de las niñas y niños.

Lo más sano es que las niñas y niños puedan estar con sus familias de origen, y que sean ellas quien cuide y velen por darle la protección y el cuidado elemental, por supuesto, que sea un cuidado amoroso que les ayude en su realización emocional de manera satisfactoria.

¿Qué pasa cuando un menor no debe regresar a ese hogar donde sufre de violencia en muchas de sus formas? El grupo interdisciplinario de la PPNNA inicia un proceso ante un juez para solicitar la pérdida de la patria potestad para esos padres que no son aptos para cuidar y brindar los cuidados mínimos para esa niña o niño.

Muchas personas en la sociedad creen que Casa Cuna está en el error al retener niñas y niños resguardados en ese lugar, pudiéndolos dar en adopción a muchas parejas que viven con el deseo de acceder a la adopción de un menor. Lo que muchos no saben es, que esas niñas y niños se encuentran en un proceso para determinar su situación jurídica y familiar, muchos de ellos ya en proceso para retirarles la patria potestad a sus padres biológicos.

¿Qué sigue una vez que el juez determinó que ese menor no regresará con sus padres biológicos?

La PPNNA cuenta con una Subprocuraduría de Adopciones, que tiene como objetivo llevar el proceso de adopción de esas niñas y niños que no tienen padres de familia, como resultado de su proceso jurídico antes mencionado, y que pueden ser entregados a una persona o a una pareja que cumpla con los requerimientos básicos, que puedan dar el cuidado y la educación que esos menores necesitan.

Una niña, niño o adolescente que se encuentra en proceso de entrega de adopción no puede llegar a un nuevo hogar y volver a sufrir violencia o la carencia de cuidados. Por esta razón, se hace un análisis minucioso de las y los candidatos adoptantes, que cumplan con la madurez suficiente y el estado emocional acorde al de alguien que velará por ese menor.

Adoptar no es ir de compras al supermercado y elegir lo que más nos gusta y se acomoda a nuestras necesidades y posibilidades. Lo que quiero es, que lo más importante en este proceso siempre será el interés superior de la niña y niño.

El hecho de dar en adopción a un menor no sólo basta con ser apta o apto, sino que también ese menor se identifique con el adoptante, que haya una afinidad recíproca, ya que esa niña o niño no puede repetir una situación de falta de cuidados y de cariño, y es aquí donde el Consejo de Adopciones elegirá bajo votación quién de la lista de candidatos de mujeres, hombres y parejas son las idóneas para ese caso en particular.

Quien desee adoptar, debe ser consciente que lo más importante en el proceso de adopción siempre será, y bajo cualquier circunstancia, el interés superior de la niña, el niño o el adolescente; al igual y de la misma forma que los hijos son la máxima prioridad para los padres en una familia.

¿Vale la pena agilizar los procesos de adopción que pueden tener como consecuencia la mala elección de la pareja para un menor? Sin duda, no quisiera estar en los zapatos del Consejo de Adopciones, quien elegirá la madre, padre o pareja para esa niña o niño. Simplemente, no se debe equivocar.