DEMOCRATIZACIÓN DE LA LECTURA.

Por Francisco Ponce de León.

“Aun lado y al otro del helado cause se erguía un oscuro bosque de abetos de ceñudo aspecto” – Inicio de Colmillo Blanco de Jack London.

Recuerdo que este fue el primer libro que leí por completo, un perro lobo llamado Colmillo Blanco que, desde cachorro, vive desde las calamidades de la tierra canadiense, la sangrienta y violenta etapa como perro de peleas y de sus experiencias en una tribu de nativos americanos que lo captura.

En la columna de hoy hago honor a una actividad que, por muchos años, pasó desapercibida en mi vida y que me hubiese gustado descubrirla a una edad mucho más temprana, la lectura. El pasado sábado 23 de abril, se celebró el día mundial del libro y del derecho de autor, día en el cual uno recuerda que, gracias a los libros y la imaginación, es posible viajar a lugares que quizá nunca conoceremos pero que somos conscientes de su existencia, majestuosidad y legado histórico.

Ya leíste: ¿EL LITIO ES NUESTRO?

Desde novelas, canciones, ensayos, libretos musicales, antologías, poemas y demás obras literarias, conforman la inconmensurabilidad literaria. Para México, en comparación de Finlandia, India, Tailandia, Suecia o Francia, la lectura no es la actividad preferida del mexicano. En el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), se cuenta con un módulo sobre la lectura, que genera información estadística sobre el comportamiento lector de la población de 18 años y más con la finalidad de conocer las características de la lectura de la población adulta en el país y proporcionar elementos para fomentarla. A continuación, voy a dar a conocer los principales resultados, que, en lo personal, me emocionan e impulsan a seguir compartiendo el gusto por la actividad:

  1. El 71.8% de la población alfabeta de 18 y más años declaró leer alguno de los materiales considerados (libros, revistas, periódicos, páginas de internet, foros o blogs).
  2. En los últimos doce meses, el promedio de libros leídos por la población fue de 3.9 (Dato más alto registrado desde 2016).
  3. Los hombres declararon haber leído 4.2 libros en el último año, mientras que las mujeres leyeron 3.7 libros.
  4. De los libros que leyó la población alfabeta de 18 y más años, sobresalieron los de literatura por encima de los libros de texto o de uso universitario, los libros de autoayuda, superación personal y los de cultura general.
  5. El lugar de mayor preferencia para leer fue en el domicilio particular; seguido de centros de estudio o lugar de trabajo.
  6. Los tres principales argumentos para la no lectura fueron: por falta de tiempo, por falta de interés, motivación o gusto por la lectura y preferencia de realizar otras actividades.

Los datos proporcionados son sumamente interesantes y nos muestran el panorama en el cual se pudiera llegar a tener un mayor número de lectores en México. Estudiar el porqué hubo un aumento de libros leídos, porqué los hombres leen más, determinar la causa por la cuales los espacios públicos, llámese bibliotecas públicas, no tienen la afluencia que se estima año tras año, encontrar el incentivo por el cual los mexicanos no tienen tiempo o interés por la lectura.

Estas y muchísimas más preguntas son las que surgen al preguntarse porqué la lectura no invade cada hogar, cada recinto de trabajo, cada institución pública, cada espacio público; la lectura de los datos nos invita a reflexionar qué podemos hacer desde lo individual para incrementar el número de lectores en Sinaloa y en México.

Reconocer que en Sinaloa se realizan esfuerzos inestimables para contribuir a tener una sociedad lectora, proyectos ciudadanos como @LecturaPaLlevar en donde se dejan libros en paradas del transporte público en Culiacán; así como la sinergia que generó el Dr. Guadalupe Robles en redes sociales al compartir su sueño: Que en las colonias populares de Sinaloa, haya salas de lecturas con los libros más comprados y leídos en las librerías, incluyendo los clásicos. O también los diferentes proyectos, espacios y programas públicos de las diversas Universidades, Institutos Municipales, Museos y la Red Municipal de Bibliotecas Públicas.

Me quedo con una frase de la escritora francesa Barbery Muriel en su obra “La Elegancia del Erizo”, libro que actualmente estoy leyendo, que nos recuerda que la perseverancia tiene sus frutos asegurados. Y sé que llegaremos a un México culto, informado y con un hábito de la lectura que pasará de generación en generación.

“Todo llega cuando tiene que llegar a quien sabe esperar”

REDES SOCIALES DE FRANCISCO PONCE DE LEÓN.