SIEMPRE NO.

Por Francisco Ponce de León.

El problema que, a la fecha se ha mantenido irresoluto, tiene que ver con el interrogante de ¿cómo gobernar democráticamente y con cierto sentido de responsabilidad teniendo en cuenta los valores democráticos y el saber científico o específico sobre una temática?

Una de las mayores interrogantes radica en el hecho de que el poder político es el poder de tomar decisiones, como lo menciona Subirats. Las decisiones tomadas por actores inmiscuidos en el ámbito público buscan el cumplimiento de objetivos y de soluciones a un problema específico. En toda decisión existe la incertidumbre, de que funcione como se pensaba, que funcione a medias o que no funcione en absoluto. Para Andrés Manuel López Obrador, nuestro presidente de México, las decisiones no se toman con base en los modelos de racionalidad absoluta, racionalidad limitada, bajo el modelo incremental o de ajustes marginales y menos el de public choice.

Los problemas en México se arreglan con un plumazo, una llamada, un “incentivo”, un decretazo, entre muchos otros métodos que son recurrentes y que han relegado a las decisiones sustentadas en evidencia. Tan es así que, el día viernes la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) publicó un acuerdo en el que daba a conocer que se eliminaban los estímulos fiscales en materia del impuesto especial sobre la producción y servicios (IEPS) aplicables a los combustibles en la frontera norte, lo que provocó un aumento en el precio final de cuatro pesos por litro.

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Dicho anunció se dio a conocer después de que en las últimas semanas se habían registrado aumentos desmesurados en la compra de gasolina en México por parte de ciudadanos que cruzaban la frontera desde Estados Unidos, ya que en el país del norte la gasolina era más cara que en México. Si bien dicho estímulo buscaba homologar el precio de la gasolina con el país del norte, los empresarios temían que se continuara con el aumento de precios que, a su vez, causaría un aumento en los productos de primera necesidad.

Lo anterior se tradujo a una incertidumbre que permeó en todos los sectores de la sociedad, ya que, aunado al incremento en la demanda de gasolina, se reportó que ciertas estaciones de servicio no contaban con gasolina ni diésel que Petróleos Mexicanos (PEMEX) debía de surtir. Se ha catalogado, en algunas regiones del país, que PEMEX no cuenta con la capacidad de abastecer a todas las gasolineras con las que tiene algún tipo de convenio y que los retos que enfrenta la empresa productiva del Estado no cuenta con la capacidad operativa para cumplir al 100% sus funciones de recolección, venta, transformación y comercialización.

Todo lo que hasta el momento les he platicado, fue corregido por el Presidente de la República, al declarar que el día domingo se “corrigió todo” y que el subsidio fiscal seguiría aplicando para la región norte del país. Una declaración que sacudió el árbol y puso en alerta las diferentes áreas de la SHCP sobre la importancia de la labor que desempeñan; las repercusiones de un posible gasolinazo derrumbarían toda esperanza de éxito en el próximo ejercicio democrático del día domingo.

En Sinaloa, el panorama se visualiza comprometido; ya lo han declarado transportistas y agricultores, ellos avizoran un posible desabasto de gasolina y diésel en algunas zonas de Sinaloa, aunado al incremento rapaz en el precio del combustible que generaría un impacto directo en la economía de miles de familias sinaloenses.

Esperemos que el Gobierno Federal solucione pronto esta problemática, que respete y reconozca los valores democráticos y que utilice el saber técnico del personal en la administración pública federal para mantener precios justos y abastecer del combustóleo a todo el país. Se pone a prueba, de nueva cuenta, la capacidad institucional y personal del Presidente para tomar decisiones racionales y en beneficio del pueblo.