EL JUICIO QUE SALVÓ DE UN JUICIO… POR EL MOMENTO.

Por Erles García.

Hace algunos años, un sábado por la mañana estando junto con mis compañeros de salón, esperábamos al maestro que impartiría la materia de Juicio de Amparo en la facultad de Derecho de la UAS. El profesor llegó, dio a conocer su curriculum académico, muy vasto por cierto, y nos dijo que era el titular de dicha materia en la facultad. Por  conclusión, supuse que la clase estaría buena e interesante, y que nos dejaría mucho aprendizaje sobre el Juicio de Amparo. 

Ocurrió todo lo contrario, se terminó el módulo de clases y no tuve ni idea de lo que era el tema mencionado. El mayor tiempo de clase el profesor se dedicó a dar reprimendas a los compañeros, llamando la atención a quien preguntara algo o a quien no supiera la respuesta de lo que él preguntaba. No hubo accesibilidad por su parte para que pudiéramos externar nuestras dudas, mucho menos sobre la incomodidad de sus clases.

Lo más curioso es que, no sé cómo pasé la materia, tuve la “suerte” de ser parte del 9% de 50 alumnos que aprobaron, eso sí, con la calificación mínima aprobatoria. Supongo que me salvó el memorizar algunos conceptos elementales sobre la asignatura.

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Tiempo después, me di a la tarea de estudiar sobre el Juicio de Amparo, con el afán de ser responsable conmigo mismo, y por formación propia elemental. Me llevé una tremenda sorpresa al descubrir y conocer que es un mecanismo de gran importancia y utilidad para las personas, ya que es un proceso enfocado a proteger los derechos humanos, que tiene la posibilidad de hacer justo un proceso jurídico, de devolver aquello que injustamente se quitó, o de dar aquello que por justicia nos corresponde. 

Sólo México tiene este mecanismos jurídico llamado Juicio de Amparo, y ha servido para hacer justicia ante el atropello hacia los derechos humanos de muchos mexicanos.

Pero ya en la práctica, ¿realmente es de utilidad el Juicio de Amparo? Hay que preguntarle al presidente municipal de Culiacán, ya que fue mediante este mecanismo como se pudo “pausar” una posible destitución durante el proceso del juicio político en su contra por parte del Congreso del Estado, iniciado a petición de los grupos civiles que solicitaron se juzgara al alcalde por su mal desempeño en el Ayuntamiento de Culiacán, o por la toma de malas decisiones, según los inconformes. 

Somos muchos los que no habíamos sido testigos de una posible deposición de un presidente municipal de Culiacán, menos si ese alcalde tiene una estrecha cercanía con el Presidente de la República (por lo menos así lo manifiesta él), o por pertenecer al partido político que tiene el control de los tres poderes de gobierno, en sus diferentes niveles.

Estrada Ferreiro había hecho de todo, hasta una mega marcha en hora pico de la tarde, saliendo del Parque Acuático rumbo a las instalaciones del Congreso del Estado, mostrando su “apoyo social” ante el “injusto juicio” iniciado en su contra (según él), y fue un Juicio de Amparo quien “pausó” de momento una destitución que se prevé en el proceso del juicio político.

Lo comentado anteriormente, es un ejemplo de la relevancia que tiene el Juicio de Amparo en nuestras vidas, que por supuesto, no sólo es para políticos, sino también para cualquier ciudadano de a pie, claro, también es para las viudas de policías que exigen su derecho de pago adeudado por el Ayuntamiento de Culiacán, esas viudas que al ver que el alcalde rechazaba hace un par de meses un apoyo económico del Gobernador precisamente para saldar una parte de esa deuda, se indignaron con justa razón, ya que es un dinero que a ellas y a sus familias les corresponde por derecho, pero sobre todo, que necesitan para subsistir día a día.

Parece que la justicia a veces llega para algunos, y es una verdadera justicia, en cuanto que da la razón a la restitución de los derechos, pero en otras ocasiones, no entendemos por qué la balanza se inclina más hacia el tema político, bueno, sí lo sabemos, pero lo consideramos “injusto”, desde nuestra particular mente, convertida en un tribunal.

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