ELISA, MAGUIE, MAMÁ.

Por Cristal Valenzuela.

No es la primera vez que un día festivo cae en martes, día de columna, hoy 10 de mayo en México celebramos el día de las madres, es por ello que hoy decidí dedicar este espacio a mi mamá.

Fue en 1994 y 1998 cuando dos niñas convirtieron en mamá, a Elisa Margarita Langarica Cortez, no sé si ella estaba preparada para ello, pero sí sé que se armó de valor para hacer su mejor esfuerzo.  

Mi mamá es una persona con una inteligencia enorme y un sentido común admirable, encima que tuvo que adoptar profesiones desconocidas; chef, estilista, doctora, psicóloga, economista y todas con el fin de cubrir lo que en ese momento se dificultara en nosotras.

Tuvo la capacidad de convertirse en personajes como; El hada de los dientes, Santa Claus, dándonos así recuerdos que quedan marcados de por vida.

Mi mamá, es muy peculiar, asumo que para todos nuestra mamá es un ser único y peculiar, pero en mis 23 años de vida, jamás me ha tocado ver alguien que disfrute tanto el servir para los demás. Todos los días alimenta a personas, a veces personas que no conoce, pero que sabe que en esos momentos se les complica. Lo que más admiro es que lo hace de corazón, lo hace porque le nace.

Cambio su tiempo por sus hijas, cambio su vida por ellas, cambio su felicidad por la nuestra, lo digo así tal cual, porque no le ha importado hacer cosas que tal vez no sean del todo de su agrado pero sabía que nos hacía feliz a nosotras, acepta y respeta lo que nos gusta y nos impulsa día a día a dar lo mejor en cualquier cosa que decidamos a hacer.

Hay una frase muy trillada que dice “No existe un manual para ser madre” y es una realidad nadie te enseña, nadie te marca las pautas, nadie traza un camino, pero mi mamá lo ha hecho muy bien, mi mamá nos inculco valores y nos enseñó a ser buenas personas y con esa misma convicción es con la que aspiro a seguir.

Hoy dedique esta columna a mi mamá, pero quiero también reconocer a todas las madres, a quienes han tenido que ser autosuficientes, las que perdieron un hijo, una hija, a todas las que con esfuerzo y amor han dedicado su vida a sus hijos. ¡GRACIAS!

¿YA LEÍSTE?: TINTA ETERNA.

REDES SOCIALES DE CRISTAL VALENZUELA