LA BUENA, EL MALO Y EL FEO.

Por José Miguel Ruiz.

El Cine Western no se puede entender sin Sergio Leone y Clint Eastwood; el segundo, el all way american por excelencia; el primero, uno de los pioneros de la hegemonía de los directores italoamericanos de cine en la industria cinematográfica. Una de sus películas cumbres es, sin duda alguna ‘The Good, the Bad and the Ugly’, protagonizada, desde luego, por Clint Eastwood (el bueno…adivinaron) además de Lee Van Cleef (el malo) y, por último, y no necesariamente menos importante, Eli Wallach (el feo, pues).

El cine hereda muchos términos que nos sirven para explicar otras dinámicas. La política, indudablemente, recupera muchos términos que en el cine también se aplican, aunque, quizás, debería decir que es al revés. Finalmente, quien fue primero y después es irrelevante, tal como la discusión si fue primero el huevo o la gallina.

El caso es que, entre esos términos que en ambos lados son aplicables, se encuentran el de protagonista y de película; si nos situamos en ese contexto, entonces podemos analizar a la sucesión presidencial como una película, con su respectivos y respectiva protagonista. A esa película la vamos a nombrar La Buena, El Malo y El Bueno.

Adivinen quién es quién: Claudia Sheinbaum, la buena; Marcelo Ebrard, el malo… y pobrecito Adán Augusto López , pero es el feo. No son alusiones personales, aclaro: le tocó ser.

Y es que, a propósito de las recientes declaraciones de AMLO, donde mencionó – textualmente -, que a Claudia la quiere mucho, que Adán es su paisano, y que Marcelo ha realizado un trabajo de primera, es una pauta para observar por qué el mote que le asigno a cada uno.Claudia es la hija que no tuvo Andrés, sobre todo política. Es la buena, quizás porque es la buena (para él) como la sucesora, o quizás no. Más que nada, creo que es La Buena, a los ojos de los cuatro teístas, porque en su persona se encuentra mayormente representados los ideales de la cuarta te, ya sea por su discurso, ya sea por sus antecedentes. Ella es la portavoz de los radicales – no es peyorativo el término – y es, en el argot de la lucha libre, de los rudos. 

Marcelo, no es que sea malo (aunque para batear en esas ligas, dicen las buenas voces, tienen que ser diablo), pero puede ser representado así porque, dentro de la triada, es quien representa los vestigios del sistema tecnocrático que, se supone, la cuatro-te rechaza en lo absoluto. Y no miento, me baso en las palabras de Andrés Manuel. El técnico de la política, el profesional del arte de gobernar, se supone que se caracteriza, entre otras cosas, por hacer trabajo “de primera”. Él, también en la jerga de la lucha, es de los técnicos. ¿Será ese el combate final? ¿Rudos vs. Técnicos? Las encuestas, a la fecha, así lo pronostican. 

Adán, por último, es el feo. No piensen que esta afirmación se trata de una bala de salva para Augusto. No. No necesariamente es el feo por su apariencia (eso ya es subjetivo, y muy opinión de usted) sino porque es paisano de Andrés Manuel, y a mi ver, con los ojos cerrados lo afirmo, simboliza en cuerpo y alma los intereses del presidente. Y un sucesor el cual su principal carta sea el ser portador de los intereses de su antecesor, eso, en un sistema democrático, automáticamente lo hace ser El Malo.

Entonces, digamos que con las declaraciones de esta semana de AMLO, tenemos el tráiler para esa película tan esperada que es la sucesión presidencial. En las próximas balas de salva la seguiremos teniendo en la mira…