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NO ME SAQUEN DE LATINOAMÉRICA

Por Adrián Espinosa.

Se habla mucho del Primer Mundo y el Tercer Mundo, usualmente para referir, en realidad, a países desarrollados y países en vías de desarrollo o emergentes, pero se usa, erróneamente, esta dicotomía que parece una regla, dictada por un ente desconocido y moralmente superior.

Comúnmente se señala a Estados Unidos como el principal referente del “Primer Mundo” y esta es una afirmación parcialmente correcta. Si con este neologismo nos referimos al tema económico, esta etiqueta no es la más adecuada porque EEUU es un país con una marcada desigualdad económica, me atrevo a decir que la última vez que el vecino del norte vivió una época de prosperidad económica fue después de la Segunda Guerra Mundial y tras la implementación del New Deal.

Ni hablar de sus depredadoras políticas y decisiones en cuanto a Asuntos Exteriores, conocidas por empezar guerras y conflictos donde no los/las hay y por haberse inmiscuido en asuntos bélicos en buena parte del Globo, sobretodo Latinoamérica y Medio Oriente, esto lo ha señalado críticamente Noam Chomsky en su ensayo sobre la hegemonía del imperialismo estadounidense.

Sigue siendo un concepto ambiguo el de PM, pero que es usado a diestra y siniestra por cualquier persona o usuario de internet. Si a mi me preguntan, no diría que EEUU entra en esta categoría, por lo mencionado y por su sistema financiero, que también es especulativo y cambiante, mismo que provocó la crisis del 2008 a nivel global.

Los países nórdicos serían lo más cercano al mentado Primer Mundo, por su visión de una economía mixta: estado de bienestar, apoyos sociales y empresas fuertes que juntos conforman y dan equilibrio al nivel de vida de los nórdicos, mejor conocido como Socialdemocracia.

A pesar de ser una zona del mundo en la que la tragedia siempre ha acaecido, yo no pediría que “me saquen de Latinoamérica” por más que florezcan los memes y las burlas sobre nuestras condiciones de vida “tercermundistas”.

Sea una dictadura militar o una crisis económica, la desgracia y LATAM siempre van de la mano, pero no se puede negar tampoco que es un lugar especial y surreal para vivir, la hermandad siempre ha sido parte de nuestra cultura y la resiliencia ante la crisis. Nunca hemos entendido nuestra realidad como latinoamericanos, aunque estamos desbordados por nuestra identidad, fuimos moldeados por la nostalgia.

Podrán hablar mucho de Europa y sus altísimos niveles de vida, pero allá no tienen un Macondo.

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