
PARMÉNIDES, EL INFLUENCER DEL SIGLO VI A.C.
Por Erles García
Cuando solemos tener duda sobre un tema y queremos despejarla, normalmente acudimos a un amigo, un familiar o conocido, o a algún experto en la materia que nos enseñe o explique aquello que deseamos saber.
Hoy en día es fácil encontrar información en internet de cualquier tema, desde la comodidad de nuestro celular, tablet o computadora. Eso supone muchas veces el evitar tener que esperar a esa persona que deseamos exponerle nuestra duda. Internet nos ha simplificado la vida en ese y muchos temas más.
Pero cuando no existía internet ¿cómo le hacían las personas para conocer de aquello que se presentaba como desconocido? Simplemente ¿cómo se despejaban las dudas? Claro, con las enciclopedias, o directamente en los libros en la biblioteca más cercana. Pero, retrocediendo en el tiempo varios siglos atrás, concretamente en el S. VI a.c., cuando no existían bibliotecas cercanas, ¿cuál era la forma para obtener algo de conocimiento?
Para los pensadores de ese tiempo pensar y reflexionar significaba una actividad de mucho valor, era la forma de generar conocimiento, escuchar a los maestros filósofos era lo equivalente a tocar con el dedo el icono de Google Chrome, Internet Explorer o safari en el celular, e iniciar en el conocimiento de algo nuevo, algo trascendente para la humanidad, para conocer el sentido de las cosas, el sentido de la vida.
Parménides fue un filósofo cuya época de vida se traslada al S. VI a.c. Según los historiadores nació en Elea, ciudad ubicada en la península italiana. Hoy en la actualidad esa ciudad se llama Velia. Como a muchos les aburre la historia (a mí me encanta) no detallaremos sobre la vida de Parménides, sólo haremos referencia a uno de sus muchos legados como filósofo, cuya enseñanza el día de hoy nos puede dar una luz para comprender y entender la vida y sus diversas situaciones.
Parménides influyó en su época, después de ella, y hasta nuestros días, (era un influencer sin internet) por sus reflexiones y conocimientos. Una de sus muchas ideas fue el Principio de No Contradicción, contenido en su poema “Sobre la naturaleza”. Por su pensamiento fue considerado un innovar radical, y en cierto sentido, como un pensador revolucionario. No me imagino que pudiera haber logrado con conexión a internet y un dispositivo inteligente, por lo menos un buen influencer habría sido, mediáticamente hablando.
La idea del Principio de No Contradicción de Parménides quiere decir que, nada puede ser y no ser a la vez, haciendo referencia a su ser mismo, es decir, o es o no es, pero no puede ser y no ser al mismo tiempo.
Está bueno el trabalenguas, pero más bueno está el contenido en la enseñanza del Principio de No Contradicción. Muchas tesis doctorales se han hecho de él, pero en esta columna sólo haré referencia a su sentido lógico y práctico, aplicado a la cotidianidad de nuestra vida diaria.
¿Cómo o en qué trasladamos el Principio de No Contradicción? En cuanto a la identidad personal, nada puede ser y no ser a la vez, ósea, soy alguien o no lo soy, pertenezco o no pertenezco a cierto grupo; haciendo referencia a nuestra verdadera identidad, de quienes somos realmente, y no quien decimos a los demás que somos; estoy a dieta o no lo estoy, pero no podemos contradecir la verdad; hacia las personas, o amamos o no, pero no puede ser a medias, porque nada puede ser y no ser a la vez, según Parménides y una lógica debidamente razonada.
En el aspecto social, soy un buen ciudadano o no lo soy, pero no es verdad que lo somos si actuamos a medias, si evadimos las responsabilidades civiles, o violamos las normas de tránsito o de la administración pública.
En el terreno político, muy de moda, por cierto, se es de Morena o no se es, se es del PRI pero no de Morena, del PAN pero no del PRI, pero no se puede ser y no ser a la vez.
La verdad de la identidad personal sólo la conocemos nosotros mismos, hacia los demás se puede decir otra cosa, pero la realidad es que sólo se puede ser una cosa y no otra.
En la medida que logremos empatar la realidad con la identidad personal estaremos en posibilidades de permitirle al ser, quienes somos, de marcar eternamente nuestra existencia, porque el ser no tiene un pasado, porque el pasado es aquello que ya no es, y tampoco un futuro, que todavía no es. El ser es presente eterno, sin comienzo ni final.

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