
Maternidad en los penales.
Por Esmilbren Rivera.
Los niños siempre han sido objeto de discurso con la inconfundible frase de: “Son el futuro de México” y claramente sí, los niños siempre son el futuro de México, pero ¿Realmente todos los niños tienen las mismas condiciones de oportunidad para desarrollarse en nuestra sociedad? La respuesta la sabemos, no tenemos que ser explícitos ante tanta crudeza, pero eso no impide que tengamos un poco de reflexión sobre el siguiente planteamiento: Los niños que viven en los Centros Penitenciarios.
Es difícil pensar y creer que existen niños en los penales, pero es una realidad de la cual no debemos ser indiferentes. Hoy vengo a exponerte el tema abiertamente para que reflexionemos juntos sobre esta condición social que tienen los niños de madres que están esperando una sentencia o compurgando una pena en un centro de reinserción social.

En la Ley Nacional de Ejecución Penal en su artículo 10 habla sobre los derechos de las mujeres privadas de la libertad en un Centro Penitenciario; el apartado más interesante que podemos leer es en la fracción VI que dice lo siguiente:
“Conservar la guardia y custodia de su hija o hijo menor de tres años a fin de que pueda permanecer con la madre en el Centro Penitenciario, de conformidad a las disposiciones aplicables”.
Como se ve en la fracción VI del artículo 10 de la LNEP los niños solo viven con sus madres hasta los tres años; pero durante la estancia de los niños y niñas la Autoridad Penitenciaria está obligada a brindar:
- Atención médica
- Alimentación adecuada y saludable para los hijos de mujeres en prisión.
- Educación inicial para sus hijas e hijos.
- Instalaciones adecuadas para que sus hijas e hijos reciban la atención médica
Todo lo anterior con la finalidad de atender el “interés superior de la niñez” que es un principio de la Convención sobre los Derechos del Niño que hace referencia a satisfacer las necesidades de niñas, niños y adolescentes para que tengan un óptimo y sano desarrollo en el ámbito físico, psicológico, moral y espiritual. Como un buen ejemplo está el Centro de Desarrollo Infantil Cendi “Amalia Solórzano de Cárdenas” en el Reclusorio Femenil Santa Martha Acatitla que tiene recursos humanos y materiales en donde los niños tienen apoyo durante la permanencia en el Centro de Reclusión con sus madres.
Sin embargo, a pesar de que en letra suene muy bonito no todos los penales tienen la facilidad o la dicha de que los niños tengan todo lo estipulado en la LNEP. Así que ¿Qué haremos por nuestras infancias? Iniciemos este cambio juntos, por una sociedad sinaloense más empática, solidaria y destacable para proponer un centro de desarrollo infantil para que beneficie a las madres y a sus hijos que viven en los penales.
