Hay que apostarle al campo.

Por Victor Arredondo.

Está semana comenzó a operar el tan esperado y negociado esquema de comercialización de Segalmex y el gobierno estatal para que los agricultores de maíz blanco puedan vender sus cosechas al precio de garantía de 6805 pesos mexicanos, esto después de semanas de reclamos y bloqueos por parte de los agricultores sinaloenses para obtener un precio justo por su trabajo.

De acuerdo con el comunicado de prensa del gobierno de Sinaloa, Se pagarán al precio de garantía de 6 mil 965 pesos y se adquirirán a productores que siembren desde 11 hasta 50 hectáreas y una producción de hasta 600 toneladas. También los productores de hasta 10 hectáreas ya tienen garantizada su comercialización por parte de Segalmex, que comprará un millón de toneladas para retirarlas del mercado. Pese a ello y que el beneficio de las negociaciones van directo a los pequeños y medianos agricultores, quedan en el aire 4.5 millones de toneladas que se estima se produzcan esta temporada, los cuales tendrán que comercializarse al precio del mercado internacional, que según la Bolsa de Chicago, al día de hoy 18 de mayo, llega a 3872 pesos por tonelada.

Está situación generó mucha incertidumbre acerca del negocio de la agricultura para los pequeños y medianos productores, quienes tienen que atenerse casi siempre a las condiciones de los almacenes agrícolas para vender su producto, y nos obliga a pensar en como podemos apoyar a nuestros productores para que el campo sinaloense siga siendo próspero.

Al inicio del gobierno de Rubén Rocha Moya, se propuso apoyar a los agricultores con apoyos directos al campo, sin embargo, la realidad es que los agricultores han estado más solos que nunca: Procampo, un programa que le daba apoyos al productor y complementaba sus ingresos, desapareció en favor del programa “Producción para el Bienestar”, el cual ha apoyado a poco más de un millón de agricultores; también se implementó el programa de “Fertilizantes para el Bienestar”, el cual, como su nombre lo indica, ha repartido fertilizantes a los productores para su beneficio, sin embargo, ha quedado demostrado que estos apoyos no habian sido suficientes para enfrentar el cambiante mercado alimentario internacional, afectado desde 2020 por la pandemia y luego por la guerra en Ucrania.

Cabe señalar también la desaparición de Financiera Rural, una institución gubernamental dedicada a otorgar prestamos y créditos a los productores agropecuarios para apoyarlos en la compra de insumos y/o maquinaria para apoyarlos, pero desde 2018 los recursos destinados a esta institución se vieron disminuidas hasta que este año fue disuelta, acusada de ineficiencia y corrupción.

Queda claro que hacen falta más apoyos al campo, no solamente darle dinero a los productores, ya que esto no siempre genera una mejora en las condiciones de vida y la mejora del trabajo y producción de los productores, aunque esto es tema para otro debate. Lo mejor que se puede hacer es apostarle al campo mexicano, mejorando las condiciones, infraestructura y maquinaria necesaria para la producción, destinando recursos específicamente para estos fines: créditos para que los agricultores quedan comprar tractores y arados, préstamos para comprar semillas y fertilizantes, destinar más recursos para mejorar la red de carreteras y caminos rurales para que los camiones puedan transitar, mejorar los servicios públicos de los ejidos, capacitar a los agricultores y ganaderos para que sus formas de trabajar sean más sostenibles y económicas, entre otras ideas.

Sumado a esto, tenemos que buscar la forma en que los costos de producción bajen, y con ello los agricultores puedan tolerar cambios bruscos en el precio de los alimentos. El reparto de fertilizantes es muy buena idea, pero hace falta más que eso para poder lograr este objetivo: se necesita atraer la inversión privada referente a la producción de semillas especializadas para la agricultura, inversión en genética agricola, en la producción de fertilizantes y otros insumos, así como para la producción de maquinaria para las actividades agropecuarias. Desde años hemos tenido ese debate en Sinaloa, la necesidad de atraer inversión extranjera en este aspecto, o bien generar la inversión e investigación para que bajar los costes de producción sea posible.

Por último, es necesario cuestionarnos la forma en que la producción del campo sinaloense está siendo comercializado, no solo porque la mayor parte de los alimentos se van exportados hacia Estados Unidos, sino porque el precio de las semillas y productos del campo en general dependen de la bolsa de Chicago, sin importar el contexto socioeconómico en el que los productos son generados, beneficiando a las grandes empresas de otros países a costa de los pequeños productores. Hacer cambios en este aspecto no es nada sencillo, pero podemos trabajar en acuerdos de libre comercio con otros países para tener más opciones, quizá hasta más ventajosas, para comerciar nuestros productos, así también ver la posibilidad de establecer barreras arancelarias contra la importación de alimentos por debajo del precio de producción local, como por ejemplo, al maíz blanco de Sudáfrica. También tenemos que empezar a contenplar la idea de que México tenga su propia bolsa de valores de futuros agrícolas, con el objetivo a largo plazo de poder tener un poco más de control en los precios internacionales.

Estas son algunas opciones que tenemos entre nuestras posibilidades, tanto a corto como a largo plazo, y que es necesario estudiar para evitar repetir lo que está sucediendo esta temporada en nuestro campo sinaloense. Necesitamos que nuestras autoridades se pongan a trabajar en estos temas, así también que los investigadores propongan ideas y apoyen y enriquezcan la toma de decisiones de nuestras autoridades, y de la misma forma, que nosotros como ciudadanos apoyemos a nuestros agricultores, tengamos empatía y exijamos mejores condiciones para ellos, la base de nuestra cultura y economía no solo en Sinaloa, sino en México. Recuerden, sin maíz no hay país.