Arremangando la Universidad

Por Victor Manuel Arredondo Vizcarra.

Al momento en que estoy escribiendo esta columna, la UAS y su rector, Jesús Madueña Molina siguen soportando los embates judiciales que están recibiendo de parte del gobierno, liderado por Rubén Rocha Moya, y todo parece indicar que logrará lo que los más grandes gobernadores priistas no pudieron: derrocar al rector de la universidad más poderosa no solo del estado, sino de la región.

Pero antes de emitir una opinión me gustaría retroceder un poco, ¿Por qué empezó el conflicto? ¿De qué se le acusa al rector de la Casa Rosalina? ¿Qué consecuencias le traería a la educación superior en Sinaloa?

Empecemos por las causas de este conflicto. Todo inicio a raíz de la entrada en vigor de la Ley de Educación Superior del Estado de Sinaloa, el cuál entre otras cosas, obligaba a la UAS a que fuera auditada por la Auditoría Superior del Estado (ASE) con respecto a sus ingresos propios y los recursos que recibiera del estado, además de someterse a que la SEPyC revise y apruebe sus programas de estudio.

Esto desencadenó una disputa legal entre amparos y suspensiones de la ley para que a la Universidad no se le audite y que sus trabajadores no se vean afectados, y a la fecha no se ha permitido que se le audite: ya pudimos ver cómo las puertas de rectoría se cerraron con cadena y candado para evitar que pasen los empleados de la ASE.

El conflicto escaló al punto que se acusó al rector y a otros empleados por desacato a la autoridad y malversación de fondos, sacando a relucir el show de los tacos y las tortillas (por la supuesta corrupción por compra de tortillas durante la pandemia). Hoy el rector está ligado a proceso por abuso de autoridad, y probablemente en los siguientes días (sino es que el mismo día que se publicó esta columna) pueda ser separado del cargo como medida cautelar por la vinculación a proceso.

Ahora bien, como dicen muchos en el medio, nadie es una santa palomita. Es un secreto a voces que en la Universidad se malversan fondos a favor de ciertas fuerzas políticas o ciertos personajes, o bien se movilizan muchas personas a la fuerza u ofreciendo incentivos que merman la actividad académica, como puntos extras o pasar materias. También es un secreto a voces que este gobierno ha usado este conflicto como cortina de humo para tapar su gestión deficiente, además de usarlo a manera de venganza contra sus ex aliados políticos, pegandoles dónde más les duele.

Y como lo había dicho al principio, ningún gobierno estatal, ningún gobernador por más fuerte que haya sido, había logrado meter sus manos dentro de la UAS al punto de sacar al rector. En aras de liberar a la Universidad, la están ajustando al gusto de ellos y con ello su fuerza política y social, como muchos políticos de antaño soñaron.

Si bien es necesario un cambio democrático dentro de la Casa Rosalina, este debe ser con un proceso interno, hecho por y para los universitarios. Me preocupa demasiado que el gobierno ser sienta intocable y con la capacidad de meterse dónde sea para amoldarlo a sus intereses: ya lo hicieron con las dos alcaldías más importantes de Sinaloa, pero meterse con un órgano autónomo de gran importancia regional son palabras mayores.

Poniendo en la balanza todo lo anterior, deseo que el Estado se enfoque en cosas más importantes que una disputa meramente política y revanchista: la inseguridad está incontrolable, la mitad de la capital tiene 3 días sin agua y los agricultores están muy mermados. Se necesita un cambio, pero no se puede tomar como pretexto para intervenir y amoldar la UAS a su antojo.

¡Viva la autonomía universitaria!