Panem et circenses

Por Ericka Cerdas

Es innegable que el segundo debate presidencial representó una mejora significativa con respecto al primero. En esta ocasión, el formato se desarrolló con mayor fluidez y organización, en contraste con los errores evidentes de producción que se observaron en el evento anterior. Los candidatos lograron enfocarse con mayor precisión en la presentación de propuestas concretas. Sin embargo, no faltaron los momentos de circo, las ocurrencias y los ataques entre contendientes, lo cual evidencia que, aunque hubo mejoras, aún persisten ciertos aspectos de la dinámica política que pueden restar seriedad al debate.

“Yo soy la candidata del PAN, del PRI, del PRD y de millones de ciudadanos”

Parece que el equipo de campaña de Xóchitl Gálvez hizo la tarea, se vieron y analizaron todas las mesas de análisis posteriores al debate. Cada una de las criticas fueron tomadas en cuenta para mejorar el discurso y la actuación de la candidata.  

Xóchitl se veía más empoderada y menos nerviosa, parece que el huipil le dio la confianza que necesitaba para el segundo encuentro. Era evidente que contaba con una estrategia definida y un discurso más sólido, lo que le permitió destacarse con mayor protagonismo. Este domingo logró conectar más golpes que la última vez, pero una vez más no logró un knock out o un fatality. 

Una de las estrategias más efectivas, similar a la utilizada por Santiago Taboada, fue reservar argumentos para el cierre del debate, evitando así cualquier posible respuesta por parte de sus oponentes. Además, se observó a una Xóchitl más auténtica, menos rígida y más fuera de lo convencional, la cual anhelábamos ver desde hace tiempo. 

No es casualidad que la mayoría de los análisis posteriores al debate la hayan considerado como la ganadora, aunque, como he mencionado con anterioridad, personalmente no creo en declarar ganadores después de un debate. Sin embargo, es innegable el cambio en el guion y en la preparación que se evidenció en esta ocasión.

 

#CandidatadelasMentiras

Durante el primer debate, la Dra. Sheinbaum fue apodada la “Dama de Hielo”, y parece que el sobrenombre le queda como anillo al dedo. La exjefa de Gobierno de la CDMX mantuvo una compostura fría, sin mostrar apenas emociones, lo cual, en un debate, suele ser una estrategia poco efectiva, ya que es crucial conectar de alguna manera con el espectador.

Con su formación académica evidente, Sheinbaum recurrió a una gran cantidad de datos macroeconómicos y se expresó utilizando tecnicismos. Esto llevó a que, en un momento, la candidata de Fuerza y Corazón por México le replicara diciendo: “al mexicano no le alcanza la plata”. Además, no podemos ignorar el uso repetido de términos como “PRIAN”, “neoliberalismo” y “privatización”, términos que han sido satanizados desde la llegada de AMLO al poder.

Fue evidente que las críticas desde Palacio Nacional hicieron eco en Sheinbaum. En esta ocasión, sí defendió más al gobierno de López Obrador, algo que no había hecho en el primer debate. Asimismo, resaltó sus “logros” como Jefa de Gobierno, y en más de una ocasión pintó a México como si fuera un país nórdico.En el mundo en el que ella vive, México desde su existencia como República, no ha vivido mayor abundancia que en estos 6 años de transformación. 

Ni te topan, wey….

En esta ocasión, Jorge Álvarez-Maynez demostró comprender que no estaba jugando en un debate centrado en las dos candidatas, lo que se reflejó en un cambio de estrategia notable. El exlegislador, utilizaba su tiempo para hablar más de sus propuestas y hacer notar la agenda “progresista” que persigue el partido. 

Por supuesto, también hubo ataques, ya que era necesario participar en el “circo” para no quedar al margen. Sin embargo, está claro que él es consciente de que su papel en esta contienda es limitado, dado el enfoque predominante en las dos principales candidatas.
No obstante, su participación pasó bastante desapercibida, sin generar mucha emoción. Aunque lanzó ataques a ambas candidatas, ninguno fue especialmente memorable. Además, intentó agregar un toque emocional al mencionar a sus hijos en algunas intervenciones, pero una vez más, su sonrisa perpetua fue lo más destacado, dejando una impresión bastante superficial.

Existen estudios que respaldan la idea de que la decisión del voto se determina días antes de las elecciones, e incluso en algunos casos, hasta el mismo día de los comicios. Con solo 30 días restantes para el día de las elecciones, nos encontramos en una etapa crucial de la campaña.

Queda pendiente un último debate presidencial, el cual esperamos que supere en calidad al celebrado el pasado domingo. Este evento podría ser determinante para aquellos votantes que aún se encuentran indecisos o que están considerando sus opciones.

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