EL NEOLIBERALISMO NO SERÍA DE TODO AMLO.

Por José Miguel Ruiz.

Regocijándose del gozo debió haber estado la élite tecnocrática mexicana, tras las palabras con las cuales, por fin, y en cierta medida, el presidente de México admitió la viabilidad al proyecto político, económico y social que durante más de 30 años ha fluido por las venas de este país, el cual ha sido impuesto al son del orden mundial instaurado por la potencia (mundial) a la que se ha adscrito esa clase política y económica. Y es que, el pasado 24 de mayo, Andrés Manuel López Obrador, la némesis y otredad de los técnicos, en su programación matutina de siempre, reconoció que el neoliberalismo no sería del todo malo si su aplicación no estuviera acompañada de corrupción.

Sus adversarios, los de AMLO, pueden pensar que esas declaraciones son una especie de victoria, o al menos una validación, amén del ablandamiento del discurso oficialista frente a una visión de nación que nunca ha compartido, por el contrario, a la que siempre ha combatido. 

Sin embargo, no creo que se trate de un reconocimiento a los artífices del neoliberalismo en México, pero también creo que la definición del mandatario respecto al problema es reduccionista. Lo segundo, porque circunscribir las fallas en la implementación del neoliberalismo solamente a la corrupción es, además de simplista, inocente: ahí, donde hay capitalismo, necesariamente existe corrupción. 

Pero, para esos males de la corrupción, existen diversos instrumentos que buscan, al menos, mitigar el margen de acción a las prácticas que corrompen los esquemas institucionales, en el marco de la interacción entre lasreglas y quienes actúan bajo ese orden. Se trata de equilibrar la balanza. Y ni hablemos de eliminar la corrupción, pues eso se trata de un dilema filosófico, moral y ético, que me parece escapa de las capacidades del presidente, aún y se le haya ocurrido una constitución moral.

Ahora, sobre lo primero, no se trata de un logro porque los dichos de AMLO son, en primera instancia, ciertos. Mentiras no son. Pero tampoco son tan precisos. Ahora, en segundo término, porque pone en evidencia la precisión de la lógica que señala a la corrupción y muchas más cuestiones como los males en el modelo neoliberal.Pero insisto: el problema es muchísimo más grande y, a decir verdad, cuesta trabajo asimilar que existan una perspectiva neoliberal que su núcleo radique en el equilibrio social, el respeto a los derechos humanos y la acotación de las brechas de las desigualdades.

 

A pesar de que diversos autorías intelectuales señalan la posibilidad de caminar hacia una humanización del neoliberalismo, existen nuevas estructuras, como las relaciones de poder patriarcales, sexuales, raciales, étnicas y de clase que siguen limitando el potencial humano, y que van mucho más allá de un problema simplemente de corrupción, lo cual hace devenir en insoportable e insostenible dicho esquema.

Y la verdad es que no pretendo aquí descubrir hilos negros. Si tuviera la solución al problema, probablemente no lo estuviera escribiendo en una columna de opinión, pues mis balas ya no serían de salva, sino de guerra…

REDES SOCIALES DE JOSÉ MIGUEL

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